Aunque de pequeña daba por sentado muchas cosas, como que el caldo para el arroz tenía que removerse con una
cuchara vieja de madera, y no podía servirse hasta que yo le
diera el aprobado. Y no importaba lo que dijera mi hermano, el mejor
cuento antes de irse a dormir era aquel en el que un padre, a cambio de un campo de manzanos, vende a su hija al diablo, quien le robaba las partes
del cuerpo que se mojaban con sus lágrimas cuando lloraba. Sin
embargo, la peor pesadilla que podía tener era una en la que veía a
alguien leyendo el periódico, y cuando lo bajaba para mirarme,
descubría que era un esqueleto. También estaba convencida de que
cuando jugaba con los bichos-bola estaba haciendo su vida mucho más
interesante; y que mis padres no hablaban de ello, pero había un
monstruo en nuestro sótano.
"A good laugh and a long sleep are the best cures in the doctor's book" - Irish proverb